Al dios de los creyentes, a quien deberían dejar descansar durante un tiempo
No paro de escuchar mi nombre en tus lamentos.
No cesa el retumbar de tu voz invocando
a este pobre creador de espíritu algo blando.
No dejas de llamarme como un simple elemento.
Algunos me reclaman en el tiempo de descuento,
pero tú siempre me invocas con todo tu empeño
para tratar incluso hasta el asunto más pequeño;
mas después no faltará tu orgulloso lucimiento.
Ya los fieles no reciben mi palabra anunciada
ni los enfermos obtendrán el más triste milagro
ni a los mendigos cubriré de la lluvia y de los vientos;
pues contigo siempre tengo la línea ocupada.
Desde que me llamas mi credo se ha hecho magro.
Desde que me convocas mi sueño es un tormento.