Vio la flor desprenderse del almendro y descender con gracia. La brisa cimbreaba sus pétalos y el sol hacía brillar una gota de rocío atrapada en sus estambres. En ese momento Herminia dejó de sentir aquella congoja, sonrió y se dejó dormir sobre el prado.
Te sigo, Rubisco. Aunque este tipo de blog es algo confunso.
Un saludo 🙂
Gracias por pasarte por aquí, magali 🙂
Ahora mismo está en pañales, pero poco a poco le iré dando más forma y contenido.
Cualquier sugerencia (también sobre el blog en si) es bienvenida.
Un saludo 🙂
Me refiero al escritorio del blog. No a tu blog en concreto, que encuentro perfecto.
He intentado crearme uno y no consigo hacerme con el manejo.